Existe
un deterioro progresivo de la cavidad bucal, al igual que sucede en todo el
cuerpo cuando se envejece.
La
cavidad oral, se torna más susceptible a sufrir enfermedades periodontales,
gingivales y de caries que junto con los hábitos alimenticios ayudan al
deterioro natural progresivo de la cavidad oral, llegando en casos extremos a
la ausencia por completo de la dentición.
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Se
da un envejecimiento fisiológico de la cavidad bucal.
Cambios
a nivel facial, con cambios cutáneos y musculares en maxilares, músculo
orbitofrontal, cuencas de los ojos, pérdida de tejido adiposo de sostén en
pómulos y estructuras marcadas del sistema óseo.
Hay
cambios a nivel dental caracterizados por ser fisiológicos, patológicos,
macroscópicos o miscroscópicos.
Entre
los cambios macroscópicos, se observa cambios morfológicos, de color y
superficie y entre los cambios microscópicos se observan alteraciones en el
esmalte, cemento y dentino-pulpar.
También
se presentan cambios en la encía como adelgazamiento epiteliar y disminución
de la queritinización.
Cambios
en los ligamentos periodontales, hueso alveolar y cemento radicular.
Se
evidencia además cambios en la articulación temporomandibular, la mucosa oral
y las glándulas salivares.
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Modificación de la mucosa oral, distrofia.
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Disminución de la salivación por deterioro en
las glándulas salivares.
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Cambios en tamaño, forma y color de la
estructura dental, por deterioro del tejido gingival y efectos de sustancias
con colorantes y químicos.
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Aflojamiento de los dientes por enfermedad
periodontal.
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Atrofia de los músculos periarticulares que
se asocia a problemas de masticación.
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También se presentan cambios como hundimiento
en los labios, lengua prominente, retracción mandibular y prognatismo.
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Se caen o extracción de piezas dentales por
enfermedad periodontal.
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Los
hábitos estudiados para esta población, reportaron que la práctica iba
perdiendo importancia para los adultos mayores y que hay un porcentaje
significativo del 8.1%, que reporta que nunca se cepilla y la mayoría se cepilla
dos o más veces al día.
Los
datos recogidos por la investigación referida por Meneses (2010), también
refiere que la mayoría de personas investigadas reportaban un cepillado
posterior a las comidas, lo mismo para el uso de la crema dental y enjuagues
bucales.
Por
lo que la media tiende a crecer en los grupos que reportan que hacen una
correcta higiene a edades avanzadas.
Los
hábitos de higiene oral son los mismos para todas las etapas a no ser que
haya una situación especial donde se aumente la frecuencia del cepillado y la
seda dental.
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En
la edad de adulto mayor, se evidencia un incremento en el consumo de azúcar
con las comidas y entre ellas.
Además
del reporte de consumo de tabaco y alcohol por parte de los encuestados, su
dieta se basa en los grupos de alimentos básicos y escenciales para llevar
una dieta adecuada y evitar o prevenir el aumento de enfermedades cardiacas,
de tensión y diabetes.
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